Convierte tu casa en un centro de actividades, y programa las mismas depende el día: lunes de pintura, martes de juegos de mesa o viernes de búsqueda del tesoro. Lo importante, siempre, ¡es divertirse junto a tus pequeños!
Si no hace mucho frío, abriga a tus niños y salgan un ratito al exterior, a pasear por el barrio para recargarse de aire fresco: Dar largos paseos, subir a los juegos o simplemente aprovechar el aire libre es un excelente panorama.
Es un buen momento para enseñarle a tus hijos a cocinar, y, de paso, ellos te darán una mano para preparar la comida.
Estimula su creatividad enseñándoles a re utilizar materiales que ya no tienen uso y convertirlos en juguetes. Un envase, con nuevos colores e imaginación puede ser un lindo barquito.
Ver películas junto a ellos puede ser divertido, pero que no pasen todo el día frente al televisor: Incentivarlos a leer al menos una hora de la jornada ayudará a despertar su imaginación.
Dentro de la casa, y teniendo el cuidado necesario, también se pueden realizar actividades saludables y deportivas. Ya que no salimos tanto y no gastamos la energía que solemos, podemos armar una rutina simple para hijos y madre realicen diariamente.