El apego materno es el vínculo que se genera entre madre e hijo luego del parto y que permite garantizar un desarrollo emocional adecuado del niño. El apego materno permite a los lactantes regular sus emociones negativas en momentos de estrés y angustia, como también le permite explorar el medioambiente y sus diversos estímulos. Lograr un apego sano y seguro, influirá en la estabilidad emocional de tu hijo durante toda su vida….Por eso aquí te damos importantes consejos para lograrlo!
1. Entiende las señales de tu niño y su forma de comunicarse
Es cierto que cada bebé tiene su propia forma de expresarse, pero muchas de las señales visuales que utiliza son universales. Cuando el bebé gira la cabeza hacia el pecho materno o se chupa sus manitos, generalmente nos está diciendo que es hora de amamantarlo. Cuando arquea la espalda, significa que se siente incómodo o irritado por un exceso de estímulos externos. Si frunce el ceño, podría indicar que hay demasiada luz o está preocupado…y así lo irás conociendo a medida que pasen tiempo juntos!
2. Crea una base de seguridad y confianza para tu bebé
A medida que aprendes a identificar y responder a las señales de tu bebé, y él empieza a sentirse seguro de que sus necesidades básicas son atendidas y su entorno es seguro, puedes ayudar a tu bebé a acostumbrarse a los cambios, ayudándole a desarrollar su propia capacidad de adaptación y autoconsuelo.
3. Responde a sus necesidades
Cada vez que interactúas con tu bebé, tienes una nueva oportunidad de fomentar el apego. Los padres que aceptan y dan validez a las necesidades emocionales de sus niños les comunican que sus sentimientos sí cuentan. Una forma de dar validez a las emociones de un niño es reconocer verbalmente la incomodidad o lo que pueda estar sintiendo el niño. Recuerda que tu niño es capaz de percibir tus intenciones aunque no comprenda tus palabras.
4. Acarícialo, abrázalo, ríete y juega con él
Algunos padres piensan que si cargan demasiado a sus bebés o los tienen constantemente en brazos los malcriarán. Sin embargo, como el cerebro y el cuerpo de un bebé son todavía inmaduros, un recién nacido no tiene la capacidad de ser independiente y necesita tus caricias y tu apoyo. En las últimas décadas se ha demostrado que los niños que reciben atención positiva, cálida y constante, y cuidados adecuados a su etapa de desarrollo, tienen ventajas considerables de por vida en cuanto a su salud física, mental, social y emocional.
5. Cuida de tu propio bienestar físico y emocional
Con tanto empeño en entender a tu bebé y responder a sus necesidades, es fácil que te olvides de las tuyas propias ¡pero son igualmente importantes! Después de dar a luz, puede que sientas como si un fuerte huracán hubiese pasado por tu cuerpo y es esencial que te cuides, alimentándote bien, saliendo a pasear y caminando y descansando todo lo que puedas.
Suerte a todas!